Pasan los años, caen las hojas, el agua se renueva una y
otra vez, los años siguen pasando y tu
nivel de responsabilidad aumenta. Lo que antes era caduco ahora debe ser
perenne, pasan los años y cuanto más pasado tienes más debes pensar en el
futuro.
Veo los patos salen del agua vuelven a entrar, el agua está
fría, pero al instante lo han olvidado y necesitan salir para volver a entrar.
Y así como los patos, planificas tu futuro día a día olvidando que hay un
presente al que por querer demasiado acabas ignorando.
De pronto, una noticia sobrecogedora te hace tocar la frente con los pies, ¿cómo es posible te preguntas?
era tan joven…, tenía tanto futuro por delante. Pero el futuro es uno de esos
chicos que no te llama para decirte que se ha ido, al que a veces esperas
impaciente y te muerdes las uñas, mientras repasas una y otra vez de manera
obsesiva y casi esquizofrénica la última vez lo que lo viste. ¿En qué fallé?, No
puedes dejar de darle vueltas al pasado para predecir el futuro y de nuevo, sin
darte cuenta y menospreciándolo como la primera gota de una tormenta, te olvidas del presente.
Desde ahora en lo que podría ser el ecuador de mi vida, o un tercio, o
quizá mi último día en este mundo, me propongo prestar atención a mi presente,
pues me da miedo que por no querer abrazarlo, este me abandone
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;-)