historias viejas de una noche


La señora López, no sabe si celebrar el año nuevo, “total si todo va a seguir siendo igual”, ella antes no era tan pesimista, “ni mucho menos, yo era una de esas chicas atrevidas”, efectivamente era una de tantas, pero entonces era más feliz. Mientras se suceden estos melancólicos pensamientos en la despeinada cabeza de la señora López, no deja de perseguir con la mirada a un pollo, flacucho y con mucha pluma, pero pollo al fin y al cabo. “Si mato un pollo, Y preparo un rico pastel de carne para mi marido, ¿querrá entonces tener sexo conmigo?” De preguntas así está lleno el cementerio, de eso no cabe duda, pero en qué se puede pensar si no, ¡si te has pasado todo el año trabajando como una burra! “Debo de intentarlo, los años pasan y si no espabilo nunca tendré más de 5 hijos”. El pollo cansado de correr, todo lo rápido que le permiten sus escasos gramos, se ha abandonado a su suerte. Pero es navidad y en los cuentos no puede morir nadie, así que el pollo de pronto puede hablar y le advierte que el señor López se enfadará mucho si lo mata, el pollo divaga un poco y no cuenta demasiado bien los lazos que le unen al señor… pero la señora López no presta atención, está demasiado ocupada con los preparativos de la gran noche…

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