Ella dijo: “Eres demasiado joven para beber cerveza”. Yo por supuesto ya lo sabía, pero allí tirado en medio de ese campo de espigas de trigo, no quería escuchar lo que no debía haber hecho, sólo quería que esa niña de buenos modales, me ayudase a ir con el resto de los chicos que disfrutaban del cumpleaños. Todavía recuerdo como la miraba y el odio que me hacía sentir, me pisaba los dedos uno a uno y me hizo repetir que sólo ella podría salvarme, que sólo ella podría ayudarme, pues conocía el antídoto para ese veneno de mayores…
Al principio no la creí, mi padre a menudo tomaba cerveza y no tomaba antídoto alguno, pero las nauseas y el continuo movimiento de las espigas de trigo me hacían pensar que estaba a punto de morir, así que me entregué a ella y a sus mezquinos deseos. Revoloteó, como un buitre hace con su presa, y me hizo jurar por lo más sagrado que en un plazo no superior a 20 años nos casaríamos. Después me ayudó a levantarme y me acercó junto a mis compañeros, mi excitación era tal que no esperé y vomité allí mismo. Quise llorar de felicidad, los mareos habían desaparecido. Al levantar la cabeza con aires de victoria, vi sonriente a mi futura esposa.
Comentarios
...Tiene usted la bonita capacidad para conseguir unir, dulcemente y sin sobresaltos, la ternura con lo siniestro...
...Cuando leo sus cosas tengo una sensación de suavidad al principio y de cierta inquietud al final, luego uno sigue haciendo sus cosas pero sigue saboreando esa inquietud: ahora, por ejemplo, no he podido evitar pensar en ese pobre chico dentro de veinte años, casado con esa malvada que se guarda ases en la manga y le habla de antídotos contra la cerveza. Me he tomado un cafecito y todo, pero ahí ando dándole vueltas a las próximas dos décadas de esos dos...
...Es curioso, hace seis años escribí un cuento que se llamaba "Juego de niños" y también era tierno y siniestro. Si lo encuentro en alguna carpeta perdida del disco duro se lo mando, quizás le guste, es un poco de su estilo...
...Señorita Bacteria, me ha emocionado también el abuelo que ilustra la entrada. Ya sabe que yo soy un poquito abuelo (no hasta el punto de ir a ver obras con las manos enlazadas detrás de la espalda, pero sí como un señor orgulloso de sus nietos, que es una de las actitudes más bonitas de los abuelos y que yo, como ya sabe usted, comparto con ellos)...
...Bueno, Señorita Bacteria, como siempre, es un placer pasarme por aquí y ver qué se trae usted entre manos ;-)
...Un abrazo bactérico...
Lo dicho haz limpieza de tu disco duro y me mandas ese cuento!!
un beso