Secretos de otoño


Los secretos que están siempre ahí son los peores, hace tiempo que esta situación viene y va. Juan, desaparece un par de días de casa de sus padres y vuelve cabizbajo. En su ausencia, su madre no para de pensar en qué clase de burdeles pasará la noche el pobre Juan. Pero lo que no imagina, es que su hijo adora estas noches porque las pasa en casa de Pedro.
La primera vez que se vieron, Juan sintió que la naturaleza no había sido justa con él. La noche iba pasando y sus alegres movimientos lo hacían cada vez más interesante. Desde la improvisada puerta de latón, dejaba entrever su mirada. Hacía ya unos minutos que sabía que era inevitable, se había dejado engañar por el absurdo idealismo de las últimas noches de verano. En las que el frío se combate con licor, y reina la desesperada búsqueda de una aventura.

Comentarios