La inquilina


Apoyada en una columna fosforita, haciendo cola para entrar al baño de aquel burger. Observaba como el hombre del traje gris mojado, acababa de derramar su refresco. Sus compañeros de trabajo le ofrecían pequeñas servilletas que recolectaban de las mesas colindantes. Fingían compartir su angustia, pero en el fondo deseaban reírse sin pudor. Incluso uno de ellos, si no fuese políticamente incorrecto, hubiese derramado su refresco sobre su efervescente compañero.
La gente fluía como el ketchup, el trasiego de personas no era capaz de disimular la soledad de las mesas individuales. Comían rápido porque estaban solos o comían solos porque deseaban comer rápido. En ambos casos, la comida era una mierda…
Los perfumes caros diluidos con el olor a fritanga hacían de sus dueñas personas más accesibles. Quizá, ese fuese un día excepcional… o tal vez habían sido condenadas por sus caros perfumes, a comer diariamente en aquel local de mesas de aluminio y platos de cartón.
El tiempo pasaba y la chica, no salía del baño. Cansada de esperar, introduje el código secreto apuntado junto a la puerta.
La puerta se abrió despacio, quería ocultarme algo. Al verme, la inquilina del baño recogió su esponja, recolocó su nueva muda semanal y cargó con sus pertenencias a modo de caracol…

Comentarios

J. A. ha dicho que…
lol , esto es para enmarcar: "Fingían compartir su angustia, pero en el fondo deseaban reírse sin pudor. Incluso uno de ellos, si no fuese políticamente incorrecto, hubiese derramado su refresco sobre su efervescente compañero." lol
Ana ha dicho que…
Nena me uno al clamor general!!! Che es lindisimo!! eres increible creando atmosferas. Teno ganas de volver a verte. Mañana me voy a Chile!!! toy como loca. Un besote