...y nunca más llevar zapatos


A día de hoy no puedo recordar los dramáticos hechos, quizá no quiera. Eso ya no importa.

He decidido seguir las leyes de la madre naturaleza y confesar mi supuesto crimen sólo bajo el acoso de cruentas torturas. Si alguien me condena asumiré la culpa, de eso estoy segura. Si no, dejaré pasar la vida sin más.

Me comprometo a tener una angustiosa monotonía a no incluir a nadie en mi lista de la compra y nunca más llevar zapatos. Creo que estoy siendo justa, de este modo vivo la vida que ahora lleva ella, aunque técnicamente no respire, su corazón no lata y sus órganos estén en proceso de descomposición.
Es mi pequeño homenaje a la hormiga que descansa arropada por las rugosidades de mi zapato.

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