la muerte es el olvido


El bocata de calamares tardaba demasiado. Pensé que todo estaba perdido. Caminé a paso acelerado y sin saber por qué, olvidé el motivo por el que había acelerado mi paso. Quizá la ausencia de mi bocata de calamares, me impedía pensar más allá de alcanzar la siguiente esquina.
Como me había entretenido en pensar lo perdido que estaba todo, empecé a recolectar los objetos que encontraba. Al intentar separar un bolso de la mano de una señora, me percaté... Pedir las cosas por favor, no era una buena técnica. Tras unas desagradables palabras de aquella señora, me fui algo infeliz.
Decidí caminar con los ojos cerrados. Así no vería objeto alguno y podría descansar de aquel duro trabajo.
De pronto, un fuerte estruendo, interrumpió mi voluntaria oscuridad. Una de las grúas de la obra que estaba frente a mí, había dejado caer escombros a la calzada. Antes de ser sepultado por un amasijo de hierros, de la más óptima calidad, pude reconocer mi chaqueta en el sillón de la grúa. En ese momento de oscuridad y tatuajes involuntarios recordé el motivo de mis acelerados pasos…

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
me gusta tu manera de narrar todas las historias, saludos
Cris ha dicho que…
Muchas gracias, estos comentarios animan mucho, tu tb escribes?
saludo
Anónimo ha dicho que…
Yo aun no me atrevo a publicar en blogs algún dia quizas...pero soy enemigo de las nuevas tecnologias nada mejor que la maquina de escibir el cuaderno.