Vapor frío


Salió de la ducha cargado de energía, con la piel erizada y con la esperanza de tener empañado el cristal. Le gustaba escribir mensajes que al frío fueran invisibles, ver su cuerpo desenfocado y poder mirarse al espejo sin guiñar los ojos.
Lástima que ese día, el espejo ya escondiera un mensaje. Esperó a que el vaho lo abandonara para salir del baño. Se sentó en la cama con la toalla envolviendo su cuerpo. Respiraba hondo, de forma que ya no parecía un acto mecánico. Le pesaba demasiado haberlo descubierto.
Marta ya no le quería pero le conocía mejor que nadie. Ya no tenía nada más que ofrecerle.

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